Desde 1979, Henry Mintzberg ha venido
elaborando un modelo, cuyo punto de partida es bastante parecido al de Lawrence
y Lorsch. Él señala que toda actividad humana organizada implica dos
requerimientos centrales: la división del trabajo entre varias tareas que deben
ser realizadas y la coordinación entre estas tareas, para llevar a cabo la
labor colectiva.
Mintzberg (1979) piensa, consistentemente
con una postura semejante a la del enfoque de contingencias, que no hay una
manera mejor de diseñar organizaciones.
La estructura de una organización debe ser
resultado de la selección de elementos, hecha teniendo en consideración la
búsqueda de consistencia interna y externa. En otras palabras, en el diseño de la
estructura se ha de tener en cuenta tanto la armonía interna de la organización
como la situación de la organización en el entorno.
Este autor estima que puede dividirse una
organización en cinco partes esenciales:
i. cumbre estratégica;
ii. línea media;
iii. núcleo operativo;
iv. estructura técnica o tecnoestructura; y
v.
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Podemos concluir que en toda organización, existen grupos formales e informales. Los cuales impactan de manera positiva y negativa a nivel organizacional y en sus individuos, dependiendo del grado de cohesión y de la existencia del pensamiento grupal.
Entre las conductas negativas se encuentran:
- La autocensura entre sus miembros.
- Pensamiento y actitud no crítica.
- Actitudes de cinérgia.
- Ocio ocupacional.
- Poca apertura a los cambios, opiniones e incorporación a nuevos integrantes.
Entre las conductas positivas se pueden encontrar dentro de los grupos formales e informales:
- Apoyo a nivel personal y organizacional.
- Unión, cooperación, coordinación entre sus miembros.
- Distribución de tareas.
- Amistad, solidaridad, empatía, entre otros.









